Ya era hora, ya tocaba. Por fin el Hombre de Acero, más conocido como Superman, tiene su merecido film. El Hype provocado por la inmensa cantidad de tráilers, el reparto estelar confirmado y un equipo de guión, producción y dirección inmejorable, auguraban dos posibles caminos, la muerte de nuevo en el cine de Superman o un peliculón de los pies a la cabeza.
Pues por suerte para todos, este Superman ha pasado por el segundo camino, gran película sí señor, desde aquel Superman de 1980 no teníamos al personaje icónico de DC a la altura en lo que cine se refiere (por fin se borra el horror de “Superman Returns” de la cabeza).
Por dónde empezar, es difícil, ya que, si bien se conoce la historia del personaje, nunca es bueno desvelar posibles sorpresas o como mínimo, detalles “frikis” que encandilarán a más de uno.
Christopher Nolan, después de firmar una de las mejores trilogías de superhéroes dando un toque muy humano y creíble a un hombre murciélago espectacular, decide levantar a otro gran personaje pero esta vez cogiendo las riendas de producción y guión junto a su hermano y a David S. Goyer y escogiendo como director a un gran amante de los cómics como es Zack Snyder.
El director de la excelentísima “Amanecer de los muertos”, de la poderosas “300” y de la imposible adaptación “Watchmen” (imposible pero Snyder lo consigue) vuelve a estar a la altura, y que altura, con un personaje al que ha adorado desde pequeño (según dice), Superman.
De esta manera se recupera de la horrible e infumable decepción “Sucker Punch” y de la potable “La leyenda de los guardianes”, y con la mano correctora de Nolan rueda otra gran película basado en un personaje de cómic.
A nivel técnico no hay que decir nada, vayan a verla y disfruten de un espectáculo audiovisual espectacular. Pero “Man of Steel” (título muy muy acertado) cuenta además con unas interpretaciones excepcionales. Henry Cavill es Clark Kent, es Superman, por fin la maldición parece que queda subsanada, tenemos un actor a la altura. Amy Adams borda una Loise Lane que está presente en todo momento olvidándonos de otras “Loises” infumables e irritantes.
Michael Shannon es el villano del cuento, el general Zod, que como no, también borda su rol siendo (otro aleluya) la mejor elección, así como todos sus guardaespaldas en cuestión. Juzguen y vean.
Sorpresón los pequeños pero enormes papeles de Russell Crowe como un impactante “Jor-El” y Kevin Costner, como el padre adoptivo de Clark Kent.
A nivel de guión tenemos tres partes muy diferenciadas pero igual de impactantes. Un prólogo de lo más espectacular, una presentación de personajes tomando como principal aspecto al marginación de un bicho raro como Kal-El en un planeta diferente al suyo en muchos aspectos (o a lo mejor no tantos). Ésta es la parte que más se nota que Christopher Nolan ha metido su palabras, y porque no, algún que otro plano o secuencia.
Pero el colofón, como buena película blockbuster, es la parte final, ese tercer acto donde el clímax empieza en el segundo cero y dura hasta el último suspiro. Destrucción, golpes, explosiones, vamos, Zack Snyder en su salsa. Parece como si Nolan le haya dejado todo a Snyder para su disfrute “Te he dejado el camino labrado, esta hora final es toda tuya, disfruta como tú sabes”.
La banda sonora tiene el mismo nivel que todo lo demás, espectacular, el mejor Hans Zimmer hace olvidar al gran John Williams en su mejor época.
Abróchense el cinturón y prepárense a subir en lo que hasta la fecha es la película más espectacular de superhéroes (con permiso a de la grandíosa “Avengers” de Marvel). Y la película que por fin deja en su lugar a un superhéroe maltratado en el cine.
Parece ser que Christopher Nolan es el salvador de DC, recuperó al horrendo Batman de “Batman Forever” y “Batman y Robin” y al nefasto “Superman Returns” de Brian Synger.
Me quito el sombrero… y la capa.